Sus manos juegan a la escondida
entre las copas.
De tanto mirarse
maduran sus ojos.
Disfrutan pasión, cálida calidad,
tiene demasiada energía
para que una mesa esté entre ellos.
Ella pasó a su lado y al levantarse
derramo vino sobre él.
La abraza.
Cuandó se abrazan se aferran a la vida.
Sus ojos se ponen vidriosos
y se transportan a un nuevo sitio
mas calmo,
mas suyo,
lleno de viento, de cielo y de mar.
Se dan un chapuzón y el agua juega entre ellos.
Ella revuelve el azúcar del fondo del mar,
sonríe donde mas le duele a la tristeza,
abraza donde mas le duele a la soledad.
Salen con el cuerpo salado
listos para devorarse, unidos.
Solo necesitan un corazon que llame
sesenta veces por minuto,
o setenta,
o cien,
cuánto mas late mas fácil es.
Invisibles ellos,
olvidan
bar,
gente,
tiempo.
*
Solo Ellos